Hola de nuevo viajeros! Tras el post anterior, donde os explicaba cómo organizar un viaje por libre a Laponia, hoy le toca el turno a saber qué hacer en Rovaniemi. Al menos durante un par de días.

Rovaniemi es el epicentro de nuestro mágico viaje a Laponia, de hecho es su capital. Ésta quedó destrozada durante la Segunda Guerra Mundial, y hoy en día es moderna pero sobria. De todas formas, es famosa precisamente por los atractivos que os voy a explicar hoy.

Como os decía en el post anterior, casi todo lo que hacer en Rovaniemi son actividades de pago, por lo cual, cuantos más días queráis pasar por la zona, pensad en subir el presupuesto.

Nosotras llegamos en el Santa Claus Express por la mañana muy temprano, sobre las 07:00. Aún era de noche, aunque a decir verdad, a pesar de ser todavía noviembre, ya casi no había horas de luz. Amanecía tipo 09:15 y las 12:30 empezaba a anochecer.

Subimos andando de la estación de trenes a dejar las maletas a nuestro alojamiento y nos fuimos a desayunar. Tan pronto no había nada abierto, pero por suerte el McDonald’s de la ciudad sí.

En otros lugares del mundo puede que ir a comer o desayunar al McDonald’s sea el peor plan del mundo, pero, ¿y si os digo que este es el McDonalds más al norte del mundo? Y encima regalan unas postales súper chulas.

Después fuimos a dar una vuelta por el centro pero aún estaba todo cerrado. Lo más curioso en este caso fue el reloj termómetro que da constancia del frío que estás pasando. Lo llegamos a ver a -19ºC pero un día con viento la sensación era de muchísimo más.

Teníamos súper claro que nuestra primera actividad que hacer en Rovaniemi sería visitar la casa de Papá Noel, Santa Claus Village. Para ello, desde el centro de Rovaniemi cogimos el bus Santa Claus Express, que para en varios puntos de la ciudad y llega incluso hasta el aeropuerto. Pagamos 4€ por persona por los 7 kilómetros de trayecto.

Santa Claus Village abre todos los días del año, pero dependiendo de la temporada, tiene unos horarios u otros. Aquí os dejo su web oficial para que consulteis la información al respecto y podáis organizar la visita según vuestras necesidades.

Además, sorprendentemente, este pueblo mágico es completamente gratuito. Deberás pagar única y exclusivamente por las actividades que quieras realizar. Y, es que, Santa Claus Village, son muchas experiencias en una.

Cuando llegues y veas ese parque temático de explosión navideña no sabrás hacia donde ir. La sensación es la de ser un pollo sin cabeza, literal. Por lo cual, lo primero que te aconsejo es que te dirijas hacia el Santa’s Gift House donde se encuentra el punto de información turística y te darán un mapa bien grandecito con todos los puntos que visitar.

En la parte de arriba tienen una cafetería donde hacen un chocolate caliente bien rico.

Ya entradas en calor, nos dirigimos a cruzar la linea divisioria, que casualmente se encuentra en Santa Claus Village, con el Círculo Polar Ártico. ¡Wow! Increíble estar en un lugar tan remoto.

A partir de ahí estuvimos investigando un poco todo lo que había para hacer y fuimos a hacer una actividad que nos encantó, y que tiene que ver con animales. Como ya os expliqué por instagram en su día, Santa Claus Village parte de la base de ser un lugar que se lucra del entretenimiento con animales.

Yo, para eso, intento informarme siempre al máximo, pero hay que reconocer que según visitas un lugar así, sabes lo que hay, y participas en ello en mayor o menor medida. Dicho esto, leí mucho, mucho, sobre cómo están los animales en este lugar y aparentemente están muy bien cuidados.

De hecho, ellos, si tú se lo pides, te mandan la información con todo el historial de los animales. Cuántas veces comen al día, cuánto mide el terreno donde viven, cuántas horas tienen de libertad plena, cuántas horas hacen de ejercicio, cuántas dedican a las actividades con personas…

Para mí, cuando un lugar no tiene nada que esconder, me parece buena señal.

Dicho esto, el tema de los trineos con renos, no es para mí. Optar por una actividad donde los animales tiran literalmente de mí, no me va. Así como con los huskys, sí tengo entendido de muy buena mano que lo disfrutan, con los renos no acabo de verlo claro.

También me gusta la opinión de gente en la que confío que ya haya visitado estos sitios antes, y así como me dijeron que los huskys estaban en jaulas durante buena parte del día, me comentaron una opción que me parecía muy top y definitivamente decidimos probar.

A unos 200 metros de donde se encuentran los paseos a trineo, hay una especie de «granja» donde te ofrecen dar un paseo por el bosque con renos. El elfo que te acompaña te cuenta muchas curiosidades sobre ellos, y a pesar de que los llevas con una cuerdecita, es bastante larga.

En el paseo ellos van bastante relajados, comiendo, jugando, tranquilos, a su aire, y sin presión. Me pareció una actividad preciosa y ciertamente más respetuosa con el animal. Además el entorno es simplemente espectacular.

El precio del paseo de 15 minutos, aunque estuvimos un poco más, es de 35€ por persona.

Si entre vuestras actividades que hacer en Rovaniemi, no entra en absoluto nada que tenga que ver con animales, realmente me parece perfecto, pero si estáis pensado en hacer algo con ellos, este paseo me parece lo ideal.

Tras este rato, ya nos dio la hora de comer, y yo tenía fichado un restaurante dentro de Santa Claus Village donde yo tenía opciones veggies. Es el Santa’s Pizza & Burger, es de comida rápida, y el menú de burger con bebida en lata y patatas fueron 15€.

No me pareció nada caro, y que no se aprovechaban mucho, porque sinceramente, un sitios de hamburguesas y pizzas con tantos niños por allí, y tantas familias, si quieren ponerlo a 25€, te lo clavan y tú lo pagas.

Después de comer nos fuimos a lo que una llega hasta Laponia, ¿no? Directas a conocer a Papá Noel en Santa Claus Office, su oficina oficial.

Dependiendo de la temporada tendréis que esperar una cola un poco más larga o no, nosotras estaríamos como media horita esperando. Pero qué ilusión, todos allí, tuviéramos la edad que tuviéramos, teníamos la misma fascinación en la mirada.

El caminito para llegar hasta Santa es mágico. La ambientación, la múscia, los elfos… de verdad, no os quiero destripar nada porque me parece que si vais, tenéis que ir un poco a ciegas. Pero de verdad que vais a alucinar.

Si queréis llevaros de recuerdo la foto con Santa, debéis saber que no podréis utilizar vuestras cámaras o móviles. Esto entra dentro de las actividades de pago. Si queréis una foto impresa en tamaño A4 serían 35€. Por otro lado, la opción descargable de dos fotos y un video (hasta 5 personas) son 50€.

Nosotras tuvimos la suerte de que yo tenía una colaboración con Santa Claus Office por la opción descargable.

Después de pasar por la tienda de la casa de Santa y comprar un montón de recuerdos para todos, fuimos a Santa Claus Main Post Office, la oficina de correos de Papá Noel, donde llegan todas las cartas para los regalos de Navidad.

Desde allí, podéis comprar una postal desde 1€ y mandarlas con el sello intercional de Santa Claus Office por 2’50€. Tenéis dos buzones, dependiendo de si queréis que llegue antes del día de Nochebuena o justo ese día. Y ojo, porque lo clavan.

Volvimos a coger el mismo bus de vuelta a nuestro alojamiento, que paraba bastante cerca, por el mismo precio, y estuvimos haciendo tiempo hasta que llegó la hora de otra de las actividades estrellas que hacer en Rovaniemi: ir a cazar auroras boreales.

Nosotros contratamos la actividad a través de Civitatis y estuvo genial. Nos vinieron a buscar al hotel, luego nos llevaron a la oficina central para ponernos ropa preparada para muy bajas temperaturas y de ahí condujeron hasta unos 45 minutos de la ciudad.

Cuando llegamos, al salir de la furgoneta, estábamos en mitad del bosque. Había tres tipis, donde iban dividiendo a los grupos por idiomas, y entrabas para hacer tiempo hasta que saliera alguna aurora. Mientras, cenamos comida típica, haces una fogata para cocinar algo de comida y postres, tomas bebida caliente… una experiencia muy muy top.

Cuando llegamos, el cielo parecía estar súper despejado, jamás olvidaré ese cielo estrellado, nunca había visto un cielo así y no me puedo quejar de todo lo que he visitado, pero ese cielo… puaf! La pena es que se empezó a encapotar y las esperanzas se fueron disipando a la vez que las nubes cada vez eran más densas.

No pudo ser.

Pero ver auroras no es tarea fácil. Había que intentarlo y la experiecia fue genial. Si vais en temporada de auroras os recomiendo múchisimo esta actividad. Su precio es de 79€ por persona.

Al día siguiente, por la mañana, después de desayunar, nos fuimos a otra de las actividades imprescindibles que hacer en Rovianemi: Aventura en moto de nieve por los bosques de Laponia.

Esta actividad también la contratamos a través de Civitatis. Aquí también te llevan primero a la oficina de la agencia para coger todo el equipo para bajas temperaturas, casco, etc., comprueban que tienes carnet de conducir y luego te diriges al bosque.

Ahí un monitor te divide en mini grupos y te explica el funcionamiento de las motos. Es muy muy sencillo, de verdad. Las motos son para dos personas, y el trayecto dura una hora aproximadamente. A mitad de camino (antes o después) os podéis cambiar y así conducís los dos.

Las carreteras de motos de nieve son carreteras como tal en esta parte del mundo, de hecho nosotros condujimos por una carretera por la cual puedes llegar hasta Noruega. Precio de esta excursión: 159€ por persona.

Después de las motos de nieve, nos quedamos por el centro de Rovaniemi para comer y fuimos a Hesburger, una cadena que solo he visto en otros países de Europa, y se nos antojó probarla. Yo tenía opción veggie hasta en los fingers de «no-pollo». Pagué exactamente por un menú de burger, patatas bebidas y unos finger extras, 9’10€ en total.

El plan de la tarde fue mucho más slow, pero no menos interesante. Nos dirijimos al Museo Artikum, dividido en dos exhibiciones diferenciadas; una trata sobre el Centro Ártico y la otra es el Museo Provincial de Laponia. El precio de la entradas es de 18€.

Aprendimos muchísimo sobre las regiones del Ártico y su población, sobre el inevitable calentamiento global y cómo afecta esto sobre los polos. Es un museo tremendamente interactivo, así que es muy entretenido también para los peques.

Nos pareció una actividad muy chula que hacer en Rovaniemi para completar la visita.

Por la tarde entramos en un barecito de la calle principal muy acogedor, el Hemingway’s, a tomarnos un Long Drink. La cerveza se nos hacía muy cara, así que nos aficionamos a este pelotazo que te quita el frío en un minuto. Esta bebida finlandesa lleva: ginebra, soda y zumo de frutas. Lo hay de mogollón de sabores, y la pinta cuesta entre 7 y 9€.

A última hora de la tarde nos acercamos hasta el parque Arboretum, que se ubica muy cerca del Artikum y donde hay muy poca contaminación lumínica. Es un lugar donde, si es cielo está despejado, se pueden ver auroras. Pero nuestro cielo, una noche más, estaba encapotado.

¡Por nosotras que no quedara!

Otra forma de ahorrar en Finlandia es comprar comida preparada en los supermercados. El R-Kioski está en la calle principal; con el formato de las gasolineras, en la zona de caja hay perritos, nachos, burritos y cosas así, y antes de cerrar, a última hora hacen ofertas especiales para que no se vaya a la basura.

El chico que nos atendió fue súper majo (yo tengo la teoría de que todos los habitantes de Rovaniemi son elfos de Papá Noel en cubierto jajaja), nos empezó a regalar de todo lo que había quedado sin vender y nos fuimos al alojamiento a cenarnos la pedazo de bolsa por la que habíamos pagado no más de 5€ cada una.

La última mañana aprovechamos para dar un paseo por la ribera del río, el cual estaba congelado, y con vistas al famoso puente del Leñador. Ese día hacía tanto frío y tanto viento, que se me congelaron un poquito hasta las pestañas.

Después recogimos nuestro equipaje y bajamos a la estación de trenes a coger el Santa Claus Express, el bus que nos llevó al aeropuerto de Rovaniemi por 8€ por persona. Tened en cuenta, que cuando subáis al bus le tenéis que pedir al conductor que os lleve al aeropuerto, sino su trayecto acaba en Santa Claus Village.

Como habés visto hay un montón de opciones de cosas que hacer en Rovaniemi y, ya que yo estuve unos 2 días y medio, lo cual no es mucho, os lo recomiendo absolutamente todo.

Si estáis más días, encontraréis mogollón de variedad de excursiones para disfrutar de la naturaleza, una de las cosas más exuberantes de esta parte de la tierra.

La magia de este viaje es real. La ilusión y a la vez la sensación de sentirte tremendamente afortunado por vivir una experiencia así es alucinante. Podría definir este destino como un sueño hecho realidad, al que sé, que en algún momento volveré.

Porque a la gente nos gusta volver donde hemos sido felices, y a mi este viaje me hizo inmensamente feliz.

Espero que todas estas cositas os hayan sido de utilidad si estáis preparando vuestro viaje a Laponia, y, por supuesto, podéis escribirme si tenéis cualquier duda.

Nos vemos en el próximo post, ya que aún quiero contaros todas las cositas chulas que podéis hacer en Helsinki.

Un saludo, viajeros.