A una hora de Osaka (o 45 minutos de Kyoto) con el pase de JR Pass, accedemos a esta encantadora ciudad. Nara: escapada a lo sagrado.

Básicamente, desde la estación de Nara hacia el parque sagrado, es subir una calle. No se tarda mucho y es un paseo agradable.

En esta subida, con lo primero que os toparéis con el
Templo Kofuku-ji un templo del s. XI que pertenece a Patrimonio de la Humanidad, y en el cual podéis ver esta impresionante pagoda de cinco pisos.

Siguiendo este mismo paseo, como en media hora llegaréis al Parque de Nara. Este parque es sagrado, precisamente porque los ciervos que habitan en él se consideran dioses en la tierra. Fue construido en el año 1880.

Yo compré comida para darles y desde luego tuve suerte porque se acercaron amistosamente, pero sí que vimos como a otra gente les robaban las bolsas de comida en incluso tiraban mordiscos para hacerse con las galletitas.

Pero para mi la experiencia fue maravillosa. Además la estampa del lugar es preciosa.

A medida que avancéis por el parque, os encontraréis con La Puerta de Nandaimon la cual da acceso al templo, custodiada a ambos lados por dos estatuas sagradas.

Y tras esta puerta de entrada llegaremos al motivo principal de la visita a esta ciudad, que no es otro que el Templo Todai-ji que se puede visitar por dentro por 500 yenes. Data del año 728 y es una de las cumbres del budismo en Japón.

Ya de lejos impresiona bastante, es espectacularmente bonito, pero a medida que te acercas vas divisando y visualizando al Gran Buda de Nara que mide 16 metros y pesa 500 toneladas.

No os puedo explicar lo que me pasó allí, pero me quedé congelada, es como si se me hubiera cortado la respiración, y en vez de respirar hacia fuera, lo hiciera hacia adentro. Me quedé completamente bloqueada, compungida, emocionada y con los ojos llorosos.

No pude articular palabra en un buen rato. En ese momento me visualicé con muchas enseñanzas anteriores. Mucha inquietud por el budismo. Mucho aprendizaje tras las palabras del Dalai Lama (que no es la misma rama, porque el budismo del Dalai Lama es el tibetano, pero al final las enseñanzas y la filosofía de vida es la misma).

Sabía que algo en mi interior había cambiado en ese instante. Y sé que en ese mismo lugar, más gente ha sentido lo mismo. Por lo cual, es un templo especial. Si habéis ido, o si vais, creo que opinareis lo mismo.

Si vuelvo a Japón, esta visita la repetiré, lo tengo clarísimo. Sin duda el título del post lo sentí así, “Nara: escapada a lo sagrado”.

Y mi consejo para vosotros, es que no os perdáis este lugar sagrado, permitios experimentar lo que este lugar transmite.

Nos vemos pronto en el próximo post .

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